Orgullosamente liceísta

Escribo todo lo que pienso y se me ocurre, ¿por qué no hacerlo sobre mi amado colegio?

Hoy 27 de octubre vi un blog de Maria Clara Ramírez en el cual contaba un poco la historia de Monseñor Gustavo Calle, rector del Liceo Salazar y Herrera durante 30 años. Leyendo esto me surgió la idea de escribir un poco sobre el colegio que me formo durante toda mi vida escolar, recordando cada cosa que viví en este lugar.


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Como olvidar cuando eramos niños y asistíamos a los buenos días o buenas tardes, cada que alguien cantaba, bailaba o tocaba algún instrumentos nosotros simulábamos ser esas personas que estaban ahí, tocábamos guitarra imaginariamente, nos abrazábamos y bailábamos, hasta que los profesores nos regañaban, ya sabíamos que al llegar al salón seguramente tendríamos una anotación por generar desorden. En los descansos cada que sonaba el timbre gritábamos y corríamos, todo con el fin de llegar al salon y gritar "primeras, segundis, primero de mi fila". No había nada mejor que ser monitor de alguna materia, y ni hablar de cuando nos pedían el favor de anotar en la carita triste a los números de quienes hablaran o se pararan. Cuando estábamos en primaria soñábamos con estar en 5°, no solo por ser los mayores sino también porque nos encantaba la idea de tener algún ahijado. No existía mayor adrenalina que bajar por la rampa a la hora de la salida y cuando había algún profesor en el primer piso todos volver a subir corriendo para bajar por las escalas y no ganarnos una anotación. Cuando habían elecciones de personeros teníamos nuestros uniformes COMPLETAMENTE lleno de papelitos de todos los candidatos. 

Cuando ya pasamos a bachillerato eramos los niños de ahí, a la gran mayoría de niñas nos causaba pena hacerle favores a los profesores que implicaran ir a salones de grados mayores, pero nos emocionaba MUCHO la idea de organizar un baile para la jornada cultural y eramos asombrados con los bailes que realizaban los de once.

¿Acaso había algo más emocionante y a la vez intrigante saber con quiénes nos había tocado en el salón?, definitivamente no, y no había nada más triste que no conocer quien era el consejero o que fuera un profesor que uno no quisiera o peor aun, que todos nuestros amigos estuvieran juntos menos uno. 

Ni hablar de las idas a la rondalla, saber con que salones nos tocaba ir, y quienes estudiábamos en la jornada de la tarde desear que nos mandaran a todos juntos y no nos tocara ir con los de la mañana. Lo bonito de los retiros espirituales cuando uno ya estaba en los grados superiores, llorando con las cartas que nos mandaban nuestros papás y la nostalgia de el ultimo retiro espiritual del colegio.  
Llegar al salón el día de la entrega de notas y decir: ¡mami, papi, salí en el cuadro de honor!, pero este día no era tan divertido si íbamos mal y era antes de semana santa o vacaciones de mitad de año.

El himno del bachiller es un tema que toca por completo mi sensibilidad, sin importar el año que estuviera cursando no podía evitar llorar al escuchar esta canción y ver a todos los de once corriendo a abrazarse y más cuando iban a abrazar a algún amigo que se había quedado repitiendo décimo; de las cosas más bonitas de el ultimo año del colegio era cantar esta canción y cantarla con todo el sentimiento del mundo, lo bonito que era hacer parte de la novena navideña, donde todas las niñas queríamos ser ángeles y los niños querían encargarse de las alcancías para la casa, el mercado y los gorros para la novena, lo emocionante que era las interclases, creíamos que las graderías era una tribuna popular del estadio. 

Como puede uno olvidar a Gloria Elcy bailando en los actos cívicos, Pedro Pablo diciendo: "lo recuuuuerdan", Hernán con su paciencia para hablar, Wílber con su gran melena, Emilio con sus casos y con su trabajo más duro de once, Olga como la profesora más bonita del colegio, Nestor con su amor y pasión por la matemática, Yolima cuando llegaba hablando en ingles y todos solo respondían: "whaaaat", Ramón y la ternura que irradia, Stella Rave con sus ocurrencias y diciendo: "esos niñas", y todos esos profesores que ayudaron a nuestra formación. 

Siempre estaré totalmente agradecida con todo lo que viví en mi segunda casa.

Isabela Echeverri Gómez.

Comentarios

  1. Definitivamente si estudiaste en el Salazar y no se te salió una lagrima leyendo esto, no supiste lo bueno que fue estudiar allí. Saludos, te quedo genial

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  2. Me alegra mucho causar esto. Muchas gracias.

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  3. y tantos millones de cosas que no se alcanzan a escribir, pero que todos y cada uno de los que estudiamos alla sabemos y sentimos en algun momento

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  4. Que recuerdos genera el salazar y herrera.

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  5. Simplemente...llegó a mis manos este precioso y emotivo mensaje...después de todo es un GUSTAZO trabajar y compartir con ustedes...

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  6. Simplemente...llegó a mis manos este precioso y emotivo mensaje...después de todo es un GUSTAZO trabajar y compartir con ustedes...

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  7. El mejor recuerdo que pudiste escribir!! Cómo no llorar de nostalgia! Somos orgullosamente cangrejos

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  8. Recuerdos hermosos y un gran orgullo liceísta por éste, nuestro segundo hogar que amamos tanto... Gracias Isabela por palabras tan inspiradas y por tu genial Blog... Y no olvides, por si acaso no lo "RECUUERRRRDAS": "El único exceso admisible es la GRATITUD".

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  9. Sin palabras: Yo que he dejado mi esencia en tantos años en esta claustro, yo que he visto desfilar 26 generaciones de bachilleres, puedo afirmar que lo que se escribe aquí es fiel reflejo de la verdad. Quien no haya guardado en el jardín de los recuerdos tantos momentos de trabajo en equipo, tantas situaciones que nos comprometieron con nuestros amigos y amigas, instantes en que nos hicimos hombres y mujeres sin darnos cuenta: llegada del primer amor, advenimiento de las primeras frustracines, el por qué aquel chico o aqulla chica que me encanta no me para bolas y este o esta que no me gusta me molesta tanto? Ese fantasear, ese soñar, ese esmero por lucir bello o bella, ese tiempo que nunca volverá y que lo viví en mi Liceo, eso es lo que arranca un sentimiento de GRATITUD que no se puede perder. Qué bueno que todos los que vivieron estos tiempos tan hermosos se reportaran y escribieran así inucitadamente lo que va saliendo del corazón, sin borradores, sin adornos lisonjeros, así, tal y como va aflorando del alma.

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  10. Que hermosas palabras, yo estudié allí durante seis años y lo más duro fue dejar esta hermosa institución y este año me graduaré de otro gran colegio, pero estoy segura que en mi corazón siempre voy a ser orgullosamente liceista, te quedó muy hermoso, gracias por recordarnos lo lindo de la vida escolar y más aún de la vida escolar liceista.

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  11. Definitivamente amo mi Liceo.

    A ti no te conocí, pero el hecho de habernos formado en tan respetable institución hace que tengamos en común una parte de nuestro pasado. Me gradué en el 2013 pero aún se siente como si fuera ayer que viví tantas experiencias allá. Aún conservo mis amistades del colegio, algunos de ellas nacieron cuando estaba en segundo grado.

    Hoy como un estudiante universitario puedo decir que, de las elecciones que han hecho mis padres por mí, la mejor fue haber elegido al Liceo Salazar y Herrera como la institución que me formara.

    Muchas gracias por escribir esta publicación Isabela, recuerdo al profesor Luis Fernando Quiróz quién respondió a esta publicación y que además fui mi profesor de filosofía en décimo, un saludo a él y a todos los profes del Salazar. :)

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  12. De verdad que se te llenan los ojos de lagrimas al recordar de tan buena manera una etapa tan linda, vivir la experiencias mas lindas de niños, y crecer junto a tus amigos, ver a tus compañeros graduarse y uno apenas pasando a 11 por vago jajaja, es triste saber que fue una etapa que ya no se vivirá, pero que siempre estará en la mente de todos los que cruzamos por ella, a mi liceo, mil gracias y a mis profesores mil, mil y mil veces mas un agradecimiento tan grande que nadie se alcanzara a imaginar, Grande el LICEO SALAZAR Y HERRERA, y mil veces grande Monseñor

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  13. Cada que puedo doy una mirada atrás, ese diciembre de 2005 cuando me hacía bachiller de La Cangreja, ni el empuje de Gustavo Calle podrá dejarle ese apodo atrás. Mil momentos, mil recuerdos, desde el rayo sobre el coliseo que prácticamente lo destruyó, hasta el nacimiento de la IUSH.

    Sería necio dejar en un pasado el recuerdo de Gloria Elcy sobre un pupitre y con gafas oscuras vigilando un examen, o el acordeón que daba cientos de vueltas por el salón y ella sin poder encontrarlo. Otro que caminó varios salones fue Alvarito, que "en todo caso" pasaba revista y recogía cada uno de los papeles que se encontraran en el suelo para poder dar inicio a su clase, sin duda... más de uno estuvo atado a un nylon y sus comentarios machistas, de él aprendí que las calculadoras eran malas por ser sustantivo femenino, y que había que saber usarlas para que fueran buenas. No sería nadie hoy sin las enseñanzas de La Belleza, Luis Fernando a más de uno lo hizo sufrir en sus clases de dibujo, éramos sus "chachitos y chachitas", pero puedo garantizar que no hubo mayores momentos de sufrimiento que cuando Dioselina subía las escaleras, tardaba más subiéndolas que en volver a bajar rodando. Stella Rave y su discurso sobre la maternidad prematura hizo tanto como pudo para salvar a más de una de ese problema. Y Chalo con sus tips de cultura general en 7mo iban muy de la mano con los Flavio, quien en 8vo nos leía El Testamento Paisa para que conociéramos algo de nuestra historia. Pedro Pablo fue quien nos enseño a hacer ciencia, para entonces dejábamos de ir a las clases de educación física para asistir al SIPEC (Semillero de Investigación para Estudiantes de las Ciencias), lo más importante sin duda fue aprender que la imaginación era más importante que el conocimiento.

    Fueron muchas horas hablando con Nondier Dario sobre la vida, la sociedad, historia y religiones, aún siento inmensa gratitud por enseñarme a ser curioso y preguntarme siempre el por qué de las cosas. El Fish, Fernando Muñoz siempre fue un amigo, capaz de estar a tu lado como igual para reírse y disfrutar o como tu profesor para enseñar, definitivamente de él aprendí eso, ser un maestro no es estar por encima de tus estudiantes, es enseñarles desde la confianza. Y hablando de clases de inglés, Bibiana, si... todos saben bien como la llamaban, La Guerrillera, una persona fantástica cuando llegabas a conocerla y jamás se perdió su imagen de autoridad.

    El Salazar podrá no ser el mejor colegio en temas de rendimiento académico, pero hay algo en lo que pocos podrían pensar superarlo, allá aprendí las dos cosas más importantes en mi vida, la disciplina y la amistad; mis hermanos del alma, mis amigos, fueron esos mismos 8 o 9 con los que pasaba las tardes en los patios y las aulas, Los Miserables, tenía su fundamentación crítica y a duras penas teníamos 14 años.

    Eso es lo que nos dejó el Salazar, un sello que no se podrá borrar.

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  14. Como no recordar y amar el Salacho si me dejó las mejores experiencias, los mejores amigos y más sinceros amigos, grandes alegrías. No hay un lugar donde hubiese podido ser mejor persona, allí me enseñaron que saber puede cualquiera, pero a todo mundo se le dificulta ser, "es mejor ser que saber" me dijeron siempre y cuanta razón tenían allí, hoy todo lo que soy se lo debo a la cangreja, salacho, salazar; con nostalgia y lágrimas en los ojos puedo decir a viva voz:

    "yo también soy orgullosamente liceista y en el 2011 canté a gritos: ayer soñé con un país de leche y pan, de paz y amor, soy bachiller, soy liceista, soy canto y vida, soy colombiano, me duele usted..."

    ¡Gracias Liceo!

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  15. Nunca olvidaré que por más veces que cantara el himno. Siempre me daba susto equivocarme. Por qué se que sería mi final en clase jajajajajajajja gracias por tan maravillosos años por qué fueron desde Jardin a 11. tantos profes que gracias a ellos soy y crecí a lo que soy ahora.

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  16. Fui yo Sandra Montoya. Un abrazo a todos los que estuvimos allí.

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  17. No recordaba muchas de aquellas cosas, quizás para algunos fue diferente el paso por el colegio, pero sin duda describiste con el mejor detalle la inefable sensación que es o fue, estudiar en el Salazar.

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